El espinoso camino hacia la igualdad

Jose Arturo Val del Olmo


La iniciativa de Clara Zetkin, dirigente marxista del SPD alemán, dio lugar, hace cien años, a la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Reclamaba el derecho al voto, a la educación, a la participación política y sindical, iguales derechos laborales, y revisión de la legislación para avanzar en la igualdad.

Desde entonces se ha avanzado mucho, especialmente en las leyes, pero en la realidad crece la desigualdad en todo el mundo y las primeras víctimas son las mujeres.
 Según el Instituto de Estudios Económicos el Estado español ocupa el primer lugar de la UE en paro femenino, a pesar de la baja tasa de ocupación de las mujeres. De los dos millones de trabajadoras paradas solo una de cada dos tiene subsidio frente a dos de cada tres hombres. La desigualdad salarial es del 20%, las mujeres son las principales perceptoras de prestaciones asistenciales que son las más bajas, y la tasa de temporalidad femenina es cinco puntos superior a la masculina.
La mujer soporta en solitario el cuidado de hijos y familiares dependientes. Las mujeres que deciden tener hijos se enfrentan a la insuficiencia de servicios públicos de educación infantil, hombres que no comparten los cuidados, empresarios que las penalizan, e incentivos fiscales y económicos para que abandonen definitivamente el empleo. Son algunas de las razones para las bajas tasas de natalidad.
El giro hacia la derecha dado por el gobierno PSOE el año pasado agrava la situación. La supresión del Ministerio de la Igualdad fue acompañada por medidas que redujeron el gasto público, afectando a la ley de dependencia, reduciendo el salario de los empleados públicos que son en un 68,2% mujeres, cubriendo sólo una de cada diez vacantes en las administraciones públicas, dejando sin cubrir ausencias inferiores a seis meses, o congelando las pensiones con especial incidencia femenina por ser las mas bajas.
  La reforma laboral, aprobada en junio por el gobierno, abarata y facilita el despido, refuerza la temporalidad como acceso al empleo, y otorga mayor poder al empresario para descolgarse de convenios de ámbito superior, y modificar las condiciones laborales, particularmente la distribución del tiempo de trabajo que afecta a las medidas de conciliación. En aspectos concretos, que podrían beneficiar a las mujeres, no se promueve el uso del contrato fijo discontinuo para actividades de temporada, ni se reduce el encadenamiento de contratos, y cuando se establece un plazo máximo para la duración de los contratos de obra o servicio se excluye a administraciones o universidades que tienen altas tasas de contratación temporal femenina.
El acuerdo PSOE-UGT-CCOO, al exigir cinco años mas para el calculo de la base reguladora, y aumentar de 35 a 37, o 38,5 años, el periodo mínimo para tener derecho a una pensión completa, agravará la situación de desigualdad porque la vida laboral de la mujer esta marcada por la precariedad y la dedicación familiar.
La pensión de jubilación media de una mujer es el 59,3% de la de un hombre. La explicación es que las mujeres se concentran en sectores con salarios bajos, el 81% de los trabajos a tiempo parcial los realizan mujeres, y las interrupciones de cotización son obligadas para atender a cuidados familiares. Las mujeres son mas del 70% de las personas que reciben una pensión no contributiva, cuya cuantía esta por debajo del umbral de pobreza, porque no han alcanzado los mínimos de cotización u otras razones.
El reconocimiento a la madre de nueve meses de cotización, en caso de nacimiento o adopción, depende de que esté ocupada en ese momento y de que pida una excedencia por cuidado de hijo, lo que significa renunciar al salario y a las expectativas profesionales. Dado que en excedencia tampoco se cobra paro se lo pensarán dos veces y es, además, una medida que refuerza la división de genero actual..
La lucha contra la pobreza, el reparto familiar y social de los cuidados, la reducción general de la jornada laboral, la desincentivación de la contratación parcial para las mujeres, la inversión en centros de día y residencias de calidad, una red de guarderías públicas, facilitar el equilibrio entre trabajo y vida privada, son algunas de las medidas para avanzar en la igualdad.
La mujer ha demostrado reiteradamente a lo largo de la historia que cuando decide luchar vale por cien hombres. En Egipto Asmaa Mahfouz (26 años) jugó un papel destacado al hacer un valiente llamamiento en facebook a concentrarse en la plaza Tahrir. Hoy es una mas entre los millones de mujeres que están luchando en el frente árabe. Un millón se manifestaron el pasado mes en Italia, y otras capitales europeas, convocadas por Pópolo Viola (Pueblo Violeta) para denunciar el sexismo, la prepotencia y la impunidad del gobierno Berlusconi. Cientos de miles de obreras textiles en Bangladesh, el año pasado, protagonizaron las huelgas contra empresas que fabrican para marcas como Inditex, Carrefour, Adidas o Nike.
La lucha, que se cobró la vida de casi un centenar y medio de obreras textiles a principios del siglo pasado, dio origen a este día que es poco, para denunciar tanto, pero es importante en un camino hacia la igualdad en el que los hombres tenemos mucho que decir y que cambiar.

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